“CATALUÑA NO ES PAIS PARA VIEJOS”
Cataluña avala limitar la ventilación mecánica a mayores de 80 años en las emergencias médicas
Soy Policia local y actualmente pertenezco a la plantilla de la Policia Municipal de la Seu d’Urgell ( Lledia). Es un municipio de la provincia de Lérida, situado en los Pirineos catalanes, capital de la comarca del Alto Urgel(Cataluña), cabeza del partido judicial, sede del Obispado de Urgel y fue sede del antiguo Condado de Urgel, antes de su expansión al sur.
Recibimos la lectura de servicio o como vulgarmente se conoce el “Briefing”, acto que inicia la jornada de trabajo de los efectivos policiales y que consiste en informar de las instrucciones, novedades y servicios que se prevé para el dia y la jornada en cuestión . Como viene siendo habitual desde el pasado marzo, el tema principal es el COVID-19.
Desde un primer momento nuestro Subinspector se ha preocupado de que no nos faltase los equipos de protección individual (EPI) ante la pandemia ya que estamos en primera línea de combate. Guantes de protección y mascarillas tipo FFP2 han estado al a orden del día. Tenemos varios botes de geles desinfectantes en cada turno disponibles para incluso llevarlos en el vehículo policial: toda precaución es poca.
Desde que se decretó el pasado dia 14 de marzo del 2020 el estado de alarma, cada inicio de servicio comienza por unas medidas de higiene con el único fin de velar por nuestra propia seguridad y en definitiva ayudar a preservar la seguridad de los vecinos de la localidad y en especial de las personas mayores y las personas con afecciones subyacentes graves, como enfermedades cardíacas o pulmonares o diabetes, ya que son precisamente estas las que tienen mayor riesgo de presentar complicaciones graves a causa del COVID-19.
“EL DEPARTAMENTO DE SALUD DE LA GENERALITAT”
El pasado dia 1 de abril, la consellera de Salut de la Generalitat de Catalunya, Alba Vergès, salió a defender los criterios médicos que se aplicaban al tratar a los enfermos por coronavirus en los hospitales de Catalunya, independientemente de la edad que tuviesen. Lo hizo tras la polémica suscitada por un documento de su departamento, enviado a profesionales médicos, con recomendaciones sobre no ingresar en la UCI a pacientes mayores de 80 años.
En abril del 2020, se filtró un documento instando a “ evitar ingresos de pacientes con escaso beneficio, ya fuesen por patologías respiratorias por el Covid-19 o por otras patologías que condicionen el estado critico “.
Se adjunta fragmentos del citado documento *
Dicho documento de la Consejería de Salud de la Generalitat y el Sistema de emergencias Medicas ( SEM) hacían constar dichas recomendaciones instando a los pacientes de más de 80 años que fuesen tratados: “sólo oxigenoterapia con mascarilla de alta concentración” y que, si no mejoraba en 15 minutos, se “consideraria tratamiento de confort (morfina) o midazolam para paliar la sensación de dispnea”.
En pacientes de entre 75 y 80 años, el tratamiento recomendado era el mismo a excepción de aquellos casos que, según la escala de Rockwood –que valora la fragilidad clínica de las personas de edad avanzada–, tienen mejor estado de salud, en los que sí se valora la ventilación mecánica como primera opción.
Todos aquellos casos que según la escala de Rockwood se encuentran en estado vulnerable o de fragilidad –leve, moderada y grave– tampoco recibirán ventilación mecánica y se les aplicará el mismo tratamiento.
Los criterios en menores de 75 años son más amplios y se valoraba la ventilación mecánica en casos “con problemas crónicos bien controlados, sin limitaciones y que practican ejercicio en forma de andar”.
El documento insta a los profesionales a “valorar la adecuación de la derivación de los pacientes con coronavirus al hospital basándose en criterios de funcionalidad y pronóstico, y en los valores y preferencias de la persona enferma”.
El documento según fuentes del servicio medico del SEM, no consiste en un protocolo para las UCI catalanas, sino que según el director del servicio SEM, el Sr. Xavi Jiménez, cada hospital tiene sus criterios de adecuación de ingreso de cada paciente .
En una primera versión del documento, el título se presentaba como las recomendaciones de apoyo para decisiones de “limitación” de esfuerzo terapéutico. En la segunda versión, se citaban como decisiones de “adecuación” del esfuerzo terapéutico.
El Sr. Xavi Jimenez, remacha que “la edad ha caído como requisito específico” en favor del estado de salud previo del paciente: las recomendaciones del protocolo del SEM para limitar o adecuar el esfuerzo terapéutico sí hacen referencia a la edad.
En estas recomendaciones se ordena a los efectivos del SEM no hacer referencia “a que no hay camas para todos” para denegar el uso de camas de unidades intensivas a los familiares de los ancianos.
“A CASA O A LA RESIDENCIA “
Esta política cuasi paliativa para los ancianos en Cataluña está avalada por el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña, que también ha enviado un documento por su parte a algunos de sus colegiados en el que se hace referencia a las personas mayores ingresadas en residencias y dice que los que estén en situación final de la vida, se plantee el tratamiento en el mismo lugar, sin traslado a un hospital. ( se adjunta parte del documento que avala la cura paliativa en casa o residencia).
“cuando se observe futilidad de medidas terapéuticas, se puede dejar al paciente en el domicilio, siempre que se pueda asegurar con la red de atención primaria un seguimiento y cuidados paliativos”. Por otra parte, algunos médicos catalanes han recibido otro documento, en este caso del Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña, que también se refiere a los enfermos de coronavirus que viven en residencias geriátricas: “en el caso de los pacientes en situación final de vida se puede plantear el tratamiento en el entorno residencial”.
Este documento se facilitó a los trabajadores sanitarios del SEM el pasado día 25 de marzo y cuenta con el respaldo del Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña, aunque no del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona.
Aunque la consejera de Salud de la Generalitat, Alba Vergés, se ha esforzado en negar la existencia de estos documentos, su existencia está confirmada. Fue BTV, la emisora municipal de televisión de Barcelona, quien los dio a conocer en rigurosa primicia. La propia BTV, así como SER Catalunya a través de Josep Cuní, han confirmado de nuevo la existencia de estos documentos, así como de otras recomendaciones cursadas por el mismo Departamento de Salud al personal sanitario catalán. Algunas de estas recomendaciones intentan enmascarar la gravedad de las instrucciones dadas: “Plantear la limitación como un bien para al paciente”, “no hacer tratamientos agresivos no implica abandonar al paciente”, “no referirse al hecho de que “no hay camas para todos” como motivo para denegar los cuidados intensivos”, “asegurar el confort del paciente si se queda en el domicilio”, “no imponer los criterios con autoridad enérgica”… El jefe de Epidemiología del Hospital Clínico de Barcelona, Antoni Trilla, ha normalizado este documento, explicando que no es una decisión nada fácil, ya que entran otros factores como las posibilidades de supervivencia y la mejor utilización de los recursos disponibles.
Tal vez esta pandemia contribuya a que toda la ciudadanía de nuestro país dé la trascendencia que merece al servicio público de salud, una conquista fundamental e irrenunciable de nuestro “Estado social y democrático de Derecho”, desmantelado de forma despiadada por las políticas neoliberales extremas aplicadas por diversos gobiernos autonómicos.
Está demostrada la carencia de material y recursos de toda clase en el conjunto del sistema público catalán de salud, que el personal sanitario sufre una carga psicológica muy fuerte, además de un notorio cansancio físico.
Hay que recordarle a los gobiernos autonómicos, que en un estado social y democrático de Derecho tal y como dicta la constitución española en su articulo 1., la decisión de intubar o no a un anciano contagiado de coronavirus “no la puede tomar nunca un profesional sin conculcar el código deontológico”, añadiendo su crítica a que se pretenda cargar “sobre las conciencias de los profesionales la decisión de quién pueda vivir y quién no”.
Igualmente, como datos relevante cabe destacar que el Departamento de Salud de la Generalitat NO HA INCLUIDO, al menos hasta ahora, a los fallecidos a causa del coronavirus en residencias geriátricas ni en sus domicilios privados, lo cual falsea de manera considerable la cifra real de víctimas mortales que esta pandemia está causando en Cataluña.
No, decididamente, Cataluña no es país para viejos.
“Nuestros Mayores son las grandes víctimas de esta cruel pandemia. Ellos no son los portadores. Ellos han sido los receptores, y en ningún caso, es justificable, que se les deje fuera de la atención sanitaria necesaria y compatible con la dignidad humana, y menos aún, por criterio de edad, excluyéndoles, precisamente, por ser los más necesitados”.
¿De verdad dejaremos morir a los mayores de 80 años? ¡Si depende de nuestros políticos… SÍ!
Hemos comprobado en esta pandemia que se han dado instrucciones (que no se han hecho públicas) para priorizar en aquellos pacientes con mayor esperanza de vida. Parece ser que ahora comienzan a atenderlos en los hospitales, pero no por decisión propia de las autoridades sanitarias, si no porque debido al confinamiento de la población ha disminuido el nivel de contagio y por tanto la presión asistencial en los hospitales.
Ahora ya tenemos camas libres para atender a los mayores y vendemos ese logro como si de una conquista social se tratase. Sinceramente iento asombro, asco y vergüenza de una sociedad que está dejando que fallezca una generación que nos ha proporcionado la Sanidad que hoy tenemos, el estado del bienestar del que disfrutamos, la estabilidad política y democrática de nuestro país, y que incluso en la última crisis económica estiraron sus pensiones para ayudar a pagar los gastos de hijos y nietos. NO ES JUSTO.
Una de las conclusiones de esta crisis es que debemos repensar cuál queremos que sea el trato y cuidados que la sociedad proporcione a las personas mayores. Debe ser una atención de calidad, universal y donde las necesidades médicas de los mayores no queden relegadas a un segundo plano. El hecho de que una persona mayor viva en una residencia no quiere decir que renuncie a ninguno de los derechos que le asisten, y nuestros gobernantes (nacionales y autonómicos) han decidido de forma unilateral que no tenían derecho a una asistencia sanitaria. Que era mejor dejarles… morir en paz. ¡NUNCA MÁS!
Y lo peor de esta gestión ha sido la cobardía de la clase política, donde NADIE, y digo nadie, ha salido a dar la cara para decir: sí, yo di esa orden por el bien general. De forma callada, cobarde, por la espalda y negándolo una y otra vez, están dejando morir a una parte importante de esta generación.
Sacrificar al elemento más débil de la manada es algo común en el mundo animal, como lo es que existan los animales carroñeros. Esos mismos que cada cuatro años vuelan en círculos sobre la población, besando niños, organizando verbenas y fiestas populares, y trasladando autobuses de personas mayores (las mismas que ahora mismo no pueden ser curadas por falta de camas). Estamos a tiempo
“SOLIDARIDAD ENTRE PAISES”
En la cara opuesta a lo que hemos visto por los medios de comunicación en todo esta tormenta vivida del Coronavirus y su expansión por el país, nos encontraos con la solidaridad incluso de países vecinos al nuestro, y esta es la historia de Emma y del equipo de Gobierno de la Seu d’Urgell encabezado por el Alcalde del municipio, el Sr. Jordi Fàbrega (ex director asistencial del Hospital de la Seu d’Urgell).
En muchas ocasiones, no son perceptibles a los ojos de los ciudadanos las acciones que llevan a cabo nuestro representantes políticos en nuestras localidades, pero en otras muchas si, como el caso de Emma, vecina de la localidad de 78 años de edad, que vivió un calvario y estuvo apunto de morir.
La historia de Emma es una de esas historias que hace reflexionar sobre cuantas personas mayores se han quedado en el camino en esta pandemia del COVID-19 por no contar con las mismas oportunidades que el resto por razones de edad.
“Historia de Emma”
Emma se encontraba bien de salud, pero al contagiarse del virus empeoró súbitamente, no podía respirar y su estado paso a ser critico. Acudió al Hospital de la Seu d’Urgell ( Lledia), donde se dan cuenta que necesita urgentemente ventilación mecánica. Sin embargo no están preparados para ello. Como hacen habitualmente con pacientes en estado grave, contactaron con el Hospital Universitari Arnau de Vilanova, en Lleida, pero la respuesta que recibieron no fue la esperada: están saturados y desbordados. Los pocos respiradores de los que disponen están reservados para la gente joven. Fue durante estos días, desde el Departament de Salut de la Generalitat de Cataluña, donde se dio una orden de dar preferencia a los menores de 70 años ante la imposibilidad de atender a todos los que necesitaban ser intubados. Así que desde el Hospital Universitari Arnau de Vilanova, sólo recomiendan al centro de la Seu que le den oxigeno y ver como evoluciona.
“Una llamada salvadora”
Los facultativos del hospital de la Seu tienen claro que así no va a poder superar esta situación. Sólo disponen de tres camas para pacientes críticos y sin capacidad para sacar adelante una intubación. Es sábado. Faltan cinco minutos para la una de la tarde y tienen claro que la pierden. Los médicos llaman desesperadamente a Jordi Fàbrega, alcalde de la Seu y ex director asistencial del hospital. Le explican el caso y éste les cuenta que habló al inicio de la crisis con el ministro de Sanidad andorrano, Joan Martínez Benazet, y que le dijo que si en algún momento necesitaban una cama y había disponibilidad, Andorra la pondría a su disposición.
Con esa promesa en la mente, el Sr. Jordi Fàbrega llama al ministro y le explica la situación. Unos minutos después, el Sr. Joan Martínez Benazet les da el ok. Emma llega al Hospital Nostra Senyora de Meritxell de Andorra agonizando. La situación es tan grave que una vez ha hablado con los médicos del hospital andorrano, el ministro comunica al alcalde que hay muchas posibilidades de que la mujer no pase de esa noche. Las siguientes horas son críticas, pero Emma demuestra una fuerza increíble y mejora de forma espectacular en sólo una noche. La intubación le hace evolucionar a pasos agigantados, hasta el punto de que se le retira la ventilación mecánica mucho antes de lo que es normal en estos casos. Cuando ya puede se trasladada a planta, regresa al hospital de la Seu, donde el personal sanitario la recibe con grandes muestras de alegría. La última vez que la vieron daban por hecho que iba a ser la última vez.
Desde la perspectiva policial los que hemos estado en primera linea de fuego hemos visto como en estos momentos tan difíciles, tantos y tantos mayores han estado abandonados a su suerte bien en sus viviendas o bien en aquellas residencias en las que han incurrido en supuestos delitos por abandono y dejadez en la atención de sus mayores.
Hemos recibido llamadas para personarnos en domicilios donde hemos tenido que avisar a los facultativos y a los servicios funerarios mas veces de las que nos hubiesen gustado, a pesar de que es parte de nuestros cometidos nunca nos acostumbramos y es muy difícil ver a toda esa gente mayor sola y mas en estos tiempos que vivimos donde el ritmo de vida va acelerado.
Creo que debe haber una implicación institucional mayor para salvaguardar a quienes han construido todo lo que tenemos ahora, todo lo que vemos con normalidad: un Pais social y democrático de Derecho.
Si para continuar avanzando debemos dejar atrás a los más débiles, no quiero seguir avanzando. Prefiero pararme, descansar y continuar tan sólo cuando los mayores puedan acompañarnos en la travesía.
Pablo Soler Siles